1. Fragmento final de “El primer dedo…” de Banesa Morales (“La vagina de Dios”, mayo de 2010)
Mi cuerpo se vuelve líquido
(…)
Un dedo penetra en lo más jugoso de mis sueños
Dos dedos convulsionan mi cuerpo en un gemido
Que sale como un suspiro
Tres y cuatro dedos forman el falo de Dios
Cinco dedos forman mi mano…
2. A Banesa por su “vagina de Dios”
Por tu vagina de Dios
Pasará un ejército infinito
Y habrá un gemido y un grito
Galopando por tu voz
Sobre tus tetas el día
Se escurrirá como semen
Y en tu vello púbico en que se lían
Las noches que ya no temen
Tus hijas resucitadas
La saliva de los hombres
Resplandecerá vencida
Y tu verdadero nombre se dirá
Y serás ungida y poseída por el viento
(Sabor de orgasmo de sol
Que humedece el firmamento)
3. Respuesta a los agradecimientos de Banesa
Banesa, gracias a vos. Y es que estas palabras son hijas tuyas. Y no sólo porque hay versos tuyos ahí, sino también porque yo no habría escrito algo como esto si no fuera por tu “primer dedo”. Y si los versos son para vos en primer lugar, son igualmente para Isabel, por desnudarse contra todos; para Paola, por haber escrito un libro valiente y, ay, exitoso; para Sayuri por haber leído en público su poema al pene.
Gracias a vos y a ellas. Y gracias otra vez a ese tu “primer dedo”. Me ha hecho sentir menos depravado. Me ha liberado de culpa. Me ha mostrado de manera nueva y fulminante que no solo la pornografía puede explorar el sexo sin tapujos.
Algún día habremos de hablar de sexo sin culpa y con amor y con poesía. Algún día el “amor” ya no será un eufemismo para “dictadura” (la dictadura de un cuerpo sobre otro o la dictadura de uno mismo contra si). Algún día el “amor” ya no será entonces represión – y la desnudez humana dejará de ser un asunto prostibulario. Pero si ese día ha de llegar será porque vos e Isabel y Paola y Sayuri y otras y otros más han sido valientes y están desnudando el cuerpo y la palabra y el sexo para nosotros.
Y en cuanto a tu “vagina de Dios”, aquí diré no más que más allá de los reparos “técnicos” o “literarios” que pueda tener con tu trabajo, ese “primer dedo” y más concretamente sus versos finales, son para mí de lo mejor que se ha hecho por acá en el ámbito de la poesía erótica –y aún todavía, yo diría que son como una coronación, como un momento de revelación y madurez de la poesía erótica contemporánea cruceña y que no me tomaría en serio ninguna antología de la nueva poesía local que no los incluya.
Y más ampliamente, en cuanto a tu personalidad de poeta público, lo cierto es que tu valor y tu desconcertante humildad –desconcertante sobre todo en un medio en que la vanidad es la moneda corriente- te hacen, para mí, una de las estrellas más luminosas de esa constelación de jóvenes poetas y artistas en general, hombres y mujeres, que alumbran hoy, a pesar de tanto y tantos, nuestra cultura.
Mi cuerpo se vuelve líquido
(…)
Un dedo penetra en lo más jugoso de mis sueños
Dos dedos convulsionan mi cuerpo en un gemido
Que sale como un suspiro
Tres y cuatro dedos forman el falo de Dios
Cinco dedos forman mi mano…
2. A Banesa por su “vagina de Dios”
Por tu vagina de Dios
Pasará un ejército infinito
Y habrá un gemido y un grito
Galopando por tu voz
Sobre tus tetas el día
Se escurrirá como semen
Y en tu vello púbico en que se lían
Las noches que ya no temen
Tus hijas resucitadas
La saliva de los hombres
Resplandecerá vencida
Y tu verdadero nombre se dirá
Y serás ungida y poseída por el viento
(Sabor de orgasmo de sol
Que humedece el firmamento)
3. Respuesta a los agradecimientos de Banesa
Banesa, gracias a vos. Y es que estas palabras son hijas tuyas. Y no sólo porque hay versos tuyos ahí, sino también porque yo no habría escrito algo como esto si no fuera por tu “primer dedo”. Y si los versos son para vos en primer lugar, son igualmente para Isabel, por desnudarse contra todos; para Paola, por haber escrito un libro valiente y, ay, exitoso; para Sayuri por haber leído en público su poema al pene.
Gracias a vos y a ellas. Y gracias otra vez a ese tu “primer dedo”. Me ha hecho sentir menos depravado. Me ha liberado de culpa. Me ha mostrado de manera nueva y fulminante que no solo la pornografía puede explorar el sexo sin tapujos.
Algún día habremos de hablar de sexo sin culpa y con amor y con poesía. Algún día el “amor” ya no será un eufemismo para “dictadura” (la dictadura de un cuerpo sobre otro o la dictadura de uno mismo contra si). Algún día el “amor” ya no será entonces represión – y la desnudez humana dejará de ser un asunto prostibulario. Pero si ese día ha de llegar será porque vos e Isabel y Paola y Sayuri y otras y otros más han sido valientes y están desnudando el cuerpo y la palabra y el sexo para nosotros.
Y en cuanto a tu “vagina de Dios”, aquí diré no más que más allá de los reparos “técnicos” o “literarios” que pueda tener con tu trabajo, ese “primer dedo” y más concretamente sus versos finales, son para mí de lo mejor que se ha hecho por acá en el ámbito de la poesía erótica –y aún todavía, yo diría que son como una coronación, como un momento de revelación y madurez de la poesía erótica contemporánea cruceña y que no me tomaría en serio ninguna antología de la nueva poesía local que no los incluya.
Y más ampliamente, en cuanto a tu personalidad de poeta público, lo cierto es que tu valor y tu desconcertante humildad –desconcertante sobre todo en un medio en que la vanidad es la moneda corriente- te hacen, para mí, una de las estrellas más luminosas de esa constelación de jóvenes poetas y artistas en general, hombres y mujeres, que alumbran hoy, a pesar de tanto y tantos, nuestra cultura.